sábado, 4 de junio de 2011

Tomás Maldonado acerca de las vanguardias históricas

Hace unos días, Página 12 publicó el fragmento de una interesante entrevista de María Amalia García a Tomás Maldonado (Las vanguardias y el mercado, 31/5/2011) , uno de los creadores del movimiento MADI en la Argentina de finales de la década de 1940 y uno de los más agudos pensadores acerca de la cultura de la simulación digital contempóranea. En esta entrevista, Maldonado aborda la difícil relación entre el arte y el mercado.

Maldonado , en su caracterización de las vanguardias de principios del s.XX, afirma que "se trata de movimientos que, a pesar de sus bien conocidas diferencias, presentan un aspecto en común: ellos reivindican una absoluta hegemonía, exaltan la propia poética como la única deseable y posible" y añade que "si bien este modo visionario de entender la dialéctica artística ha perdido(...) credibilidad, no se puede negar que, en algunos aspectos de nuestra cultura, los comportamientos y los valores propiciados por las vanguardias históricas ejercen, aún hoy, una persistente fascinación"
En cuanto al mercado del arte, Maldonado es contundente:"el mercado del arte, por razones de naturaleza puramente especulativas, establece (cada año, cada mes y algunas veces hasta cada semana) cuál será la tendencia artística destinada a imponerse y cuál perderá vigencia. Un proceso que funciona, por así decir, como la calesita, que gira a una velocidad vertiginosa."
Leer entrevista completa

sábado, 7 de mayo de 2011

Descubrir Metropolis de Fritz Lang


El MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Bs.As.) ofrece los jueves y sábados de mayo la oportunidad de descubrir la versión completa restaurada de "Metropolis", el film de Fritz Lang, tal como se estrenó en 1927. La proyección es acompañada por música en vivo, compuesta e interpretada por la National Film Chamber Orchestra, que coordina y dirige Fernando Kabusacki.
Es importante recordar que las versiones conocidas anteriores les faltaban varios minutos de proyección. Esta restauración fue posible gracias a una copia encontrada en Buenos Aires en 2007. Más información en Página 12.

martes, 11 de enero de 2011

Cine argentino: cada vez más minoritario

Cine argentino: en todo el 2010 la misma cantidad de espectadores que el programa de Tinelli en una sola noche
La cantidad de espectadores de cine argentino pasó de los 5,3 millones en 2009 a los 3,4 millones en 2010, lo que marca un descenso en las cifras de asistencia a las salas para el cine local. La baja también se observa al comparar con la cantidad de entradas vendidas para cine argentino y para películas del exterior: mientras que en 2009 1 de cada 6 entradas de cine vendidas iba para una película argentina, en 2010 lo hizo sólo 1 de cada 11.

En 2010 se estrenaron 95 películas argentinas en todo el país, 80 de las cuales no llevaron más de 10 mil espectadores.

Para ampliar:
El futuro del cine viene en pantallas cada vez más chicas, Página 12, 29/11/2010.
Cine. La industria anglosajona del espectáculo ante un futuro incierto. ¿Hay vida después de Harry Potter?

Películas argentinas más vistas en 2010
Título
Espectadores
Igualita a mí            
830.000
Carancho 
615.000
Dos hermanos          
460.000
Gaturro
410.000
El hombre de al lado 
135.000
Sin retorno 
130.000
Pájaros volando
115.000
Paco 
52.000
Plumíferos 
52.000
Miss Tacuarembó
46.000

viernes, 10 de diciembre de 2010

Video de Alejo Levis (2010) - Tema: I Know - David Lynch

I know from alejo levis on Vimeo.

Exposición de Marta Minujin en el MALBA

LA FURIA CREATIVA DE MARTA MINUJÍN. HASTA EL 7 DE FEBRERO, EN EL MALBA Por Ana María Battistozzi
Fuente: Revista Ñ

DESDE SUS INICIOS, SE PROPUSO ´VIVIR EN ARTE´. EL RECORRIDO DE LA MUESTRA ANTOLÓGICA QUE SE INAUGURÓ EN EL MALBA ES FIEL A ESA IDEA.

La cola crecía a un lado y otro de la puerta del Malba y de lejos se la podía ver desplazándose lentamente por la escalera mecánica como un ejército de hormigas en una caja vidriada. Muchas cosas han cambiado en el país y en el mundo desde 1965, cuando Marta Minujín y Rubén Santantonin armaron “La Menesunda” en el Di Tella, secundados por Pablo Suárez, Leopoldo Maler, David Lamelas, Floreal Amor y Rodolfo Parayón. Sólo la capacidad de suscitar entusiasmos de Minujín permanece intacta. Las mismas colas y la misma curiosidad en las nuevas generaciones.

¿Cómo explicar esa marea de jóvenes que pujaba por acceder a la apertura de la antológica que le dedica el museo desde la semana pasada? ¿Cómo interpretar que la presentación de la exhibición a la prensa, habitualmente el recorrido de un grupo reducido con el curador, se haya realizado con el auditorio de la institución totalmente colmado? Ella se presentó ante ese público –integrado por una rara mezcla de cronistas de revistas sociales y culturales, cámaras de TV, blogs de cultura, críticos e historiadores de arte, que no debieron pujar en la entrada– como una Reina de corazones reinventada por Tim Burton. Impactante con un vestido rojo que no llegaba a ocultar su incipiente desorientación ante tanta expectativa. Como si en esta instancia, todo eso que forma parte de la historia de su vida y el motor de lo que se intenta recapitular pisos más arriba hubiera empezado a superarla.

Recuerdo en diciembre de 1983, cuando aún no se había disipado el clima festivo por el retorno a la democracia y Marta instaló su “Partenón de libros” en plena Avenida 9 de Julio, cómo nos entretenían esas columnas que ella había diseñado, descubriendo allí muchos de los libros que había sido preciso enterrar o quemar apenas un par de años atrás. Allí estaban de vuelta, como una reivindicación no declarada, Los condenados de la tierra, de Fanon, Pedagogía del oprimido, de Paulo Freire, o Literatura y revolución, de Trosky, por nombrar sólo algunos de los que volvían tras haber sido desterrados de las mesas de las librerías. Todo eso sin ningún alarde de ideología en medio de textos escolares y novelas olvidadas. Era su forma de aportar al festejo de la democracia y la aspiración de una sociedad en libertad, pero básicamente impulsada por la misma actitud festiva que la acompañó en la mayor parte de su obra y a menudo se reveló más movilizadora que muchas otras empeñadas en elocuentes contenidos.

Nadie podrá negarle a Minujín una aguda percepción de las cuestiones que flotan en el aire como distintivas de una época. A eso remitió sin duda la performance de 1985 que llevó a cabo en la Factory, el taller de Warhol en Manhattan, por la que decidió cancelar la deuda externa con choclos. O la Academia del Fracaso que armó en el CAYC cuando retornó de Nueva York en 1975 y le pareció que en su país había demasiada inclinación a regodearse en el fracaso. Su presentación incluía un “Certificado Internacional de Vacunación contra el Triunfalismo”, varios tests para situarse ante el fracaso y el “Frac-asado”, que literalmente no era otra cosa que un frac chamuscado.

La muestra curada por Victoria Noorthorn intenta una aproximación a lo que sin duda puede considerarse uno de los fenómenos más controvertidos y duraderos del arte argentino. No casualmente en la documentación exhibida se destaca una de la notas de prensa publicadas a propósito de “la Menesunda” con un título a escala: ¿Arte Vivo o Arte de Vivos? Los mayores esfuerzos de la curadora se dirigen acertadamente a mostrar que “Marta es y no es todo lo que creemos que es” en el sentido de que a un mismo tiempo es “exceso, egocentrismo, fiesta, creatividad y locura”, pero también “método, precisión, rigor, resistencia, generosidad y espíritu crítico.” ¿Cómo entender, si no, la desmesura creativa que rodeó desde siempre sus proyectos? Imposible de sostener sin eficacia y organización en los hechos.

Uno de los núcleos en el ordenamiento espacial del relato que la curadora intenta alrededor de la trayectoria de la artista son los colchones. Formas blandas, usadas o de confección multicolor, según cada caso. Minujín empezó a usarlos en 1962 para la Exposición de cosas, el Hombre antes del hombre , cuando incorporó el colchón de su cama a una de las estructura de cartón que venía trabajando e incluyó botas, gorras y rezagos militares. El entrevero aludía al enfrentamiento entre los azules y colorados dentro del Ejército argentino que terminó dándole el poder a Onganía y de hecho lo situó como árbitro militar hasta que dio el golpe en 1966.

En 1963 Marta se despidió de París con una exposición y un gran incendio de los trabajos realizados durante su estadía que organizó en un baldío cedido por Niki de Saint Phale y Jean Tinguely y llamó La destrucción . De esa acción participaron Christo, la portuguesa Lourdes de Castro y el venezolano Alejandro Otero, entre otros tantos que frecuentó en París. Hasta entonces sus colchones eran más sucios y rotos que festivos, ya que en gran medida guardaban más relación con el “arte destructivo” que se había presentado en 1961 en la Galería Lirolay de Buenos Aires que con el pop.

Cambiaron de espíritu cuando empezó a trabajarlos como esculturas blandas pintadas de colores como en la “Chambre D’Amour”, la obra que realizó en París con el holandés Mark Brusse y recreó hace dos años. A este primer trabajo remite “Revuélquese y viva”, la obra que ganó el Premio Nacional Di Tella en 1964 cuando fueron jurados Clement Greenberg, Romero Brest y Pierre Restany, el crítico francés que la defendió hasta su muerte.

Todas esta obras emblemáticas de la artista jalonan el itinerario de una muestra que encara el difícil reto de llevar al museo obras que precisamente fueron concebidas para excederlo desde el formato performance, happening, acción presencial o mediática. “Descolocar, romper para que la gente crezca” fue la máxima que gobernó su relación con el espectador. Así en “La Menesunda” y “El Batacazo” (1965), “Simultaneidad en simultaneidad” (1966), “Minuphone” (1967) y “Minucode”, (1968) Importación-Exportación” (1968) “Kidnappening” (1973), “The Soft Gallery” (1973), “Imago Flowing” (1974), “Comunicando con tierra” (1976), “El Obelisco de pan dulce” (1979) y la más reciente “Operación Perfume” (1987). Todas empresas que encaró con impresionante energía y capacidad de persuasión.

El diseño de montaje refuerza esa idea de vorágine que recorre la obra de Minujín. Desde las primeras pinturas que define como “surrealismo metafísico” a las “cosas donde me meto”, el recorrido se acelera en múltiples espacios con neones, paneles multicolores y escenas donde el espectador puede recrear alguna de las experiencias originales de “La Menesunda” o la “Galería blanda”. La sucesión logra ser fiel a la artista y la espectacular concepción de “vivir en arte” que sostuvo desde temprano en la vida.

INFORMACIÓN
Marta Minujín. Obras 1959 -1989
LUGAR: Malba. Av. Figueroa Alcorta 3415. Tel.: 4808-6500
FECHA: Hasta el 7 de febrero
HORARIO: Jueves a lunes y feriados, 12 a 20. Miércoles hasta las 21.
ENTRADA: $20. Miércoles: $8. Desc. jubilados y estudiantes, $10. Menores de 5, sin cargo.

Sitio web de Marta Minujin

viernes, 3 de diciembre de 2010

El cine y su futuro

El cine fue durante gran parte del siglo xx uno de los modos preferidos de ocupación del tiempo libre. Desde su nacimiento se debatió entre dos concepciones que se veían como antagónicas: arte o negocio. Visiones que Hollywood supo muchas veces unir. "El nacimiento de una Nación" de D.W. Griffih demostró que era posible hacer cine de calidad rentable. Desde entonces, fueron muchas las películas que unieron ambos aspectos del cine (hacer una película tiene un alto costo económico que nadie puede obviar a la hora de filmar)
Casi un siglo después, se sigue contraponiendo el cine como forma de expresión artística y el cine como negocio. Quienes lo hacen se equivocan. El resultado es una avalancha de pésimos films cuyo objetivo es ganar dinero y lo único que consiguen es alejar al público amante del cine de las salas. Así, mientras la sociedad contemporánea consume cada vez más productos audiovisuales, el cine va languideciendo. Uno o dos grandes éxitos por semestre no justifican la apuesta por el cine escapista, el cine de parque de diversiones que tantos hacen, que tantos defienden como el camino adecuado para sostener con vida esta formidable herramienta de expresión cultural. Nuevos soportes, nuevas pantallas sin duda generan una disminución de espectadores en las salas, pero para asegurar que quienes amamos el cine sigamos llendo al cine y que nuevos espectadores adquieran el placer del cine, hay que hacer películas que interpelen nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad y no sólo busquen provocar sensaciones inmediatas, de efecto rápido y pasajero, similares a las que se obtienen en un parque de diversiones.
Los cines cerrados de la calle Lavalle, los grandes palacios del cine de la avenida Corrientes reconvertidos en salas de teatro de variedades, las bajísimas ocupaciones, salvo contadas excepciones, de las pequeñas multisalas de cine los viernes y los sábados a la noche, muestran una preocupante decadencia que el 3D y otras innovaciones tecnológicas no podrán detener. Lo que se requiere son buenas películas, algo no tan sencillo de conseguir.

Artículo relacionado:"El cine argentino necesita crecer" por Pablo Sirvén en La Nación el 19 de setiembre de 2010

sábado, 20 de noviembre de 2010