El cine fue durante gran parte del siglo xx uno de los modos preferidos de ocupación del tiempo libre. Desde su nacimiento se debatió entre dos concepciones que se veían como antagónicas: arte o negocio. Visiones que Hollywood supo muchas veces unir. "El nacimiento de una Nación" de D.W. Griffih demostró que era posible hacer cine de calidad rentable. Desde entonces, fueron muchas las películas que unieron ambos aspectos del cine (hacer una película tiene un alto costo económico que nadie puede obviar a la hora de filmar)
Casi un siglo después, se sigue contraponiendo el cine como forma de expresión artística y el cine como negocio. Quienes lo hacen se equivocan. El resultado es una avalancha de pésimos films cuyo objetivo es ganar dinero y lo único que consiguen es alejar al público amante del cine de las salas. Así, mientras la sociedad contemporánea consume cada vez más productos audiovisuales, el cine va languideciendo. Uno o dos grandes éxitos por semestre no justifican la apuesta por el cine escapista, el cine de parque de diversiones que tantos hacen, que tantos defienden como el camino adecuado para sostener con vida esta formidable herramienta de expresión cultural. Nuevos soportes, nuevas pantallas sin duda generan una disminución de espectadores en las salas, pero para asegurar que quienes amamos el cine sigamos llendo al cine y que nuevos espectadores adquieran el placer del cine, hay que hacer películas que interpelen nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad y no sólo busquen provocar sensaciones inmediatas, de efecto rápido y pasajero, similares a las que se obtienen en un parque de diversiones.
Los cines cerrados de la calle Lavalle, los grandes palacios del cine de la avenida Corrientes reconvertidos en salas de teatro de variedades, las bajísimas ocupaciones, salvo contadas excepciones, de las pequeñas multisalas de cine los viernes y los sábados a la noche, muestran una preocupante decadencia que el 3D y otras innovaciones tecnológicas no podrán detener. Lo que se requiere son buenas películas, algo no tan sencillo de conseguir.
Artículo relacionado:"El cine argentino necesita crecer" por Pablo Sirvén en La Nación el 19 de setiembre de 2010
viernes, 3 de diciembre de 2010
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